EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA TEMA 23
FANATISMO
Y MITOMANÍA
Tanto el
fanatismo como la mitomanía son dos yoes que es urgente eliminar de nuestra
psicología para poder avanzar en el Trabajo Objetivo.
EL FANATISMO
El fanático
es la persona que manifiesta demasiado celo por una creencia. El fanatismo es una
enfermedad de la mente. Es creer que siendo creyente de algo ya se está a
salvo.
Cuando se
recibe el Conocimiento y se sabe lo que se tiene que hacer se abren dos
caminos: el camino del creyente y el camino del práctico.
El creyente
cree que con saber es suficiente, y desde ese día se dedica a aparentar que él
es un santo. Ahí está ya el fanático, que no nos dejará progresar para nada.
Todos tenemos en nuestro interior algo que se llama el falso sentimiento del
yo. Nos hará creer que vamos muy bien y no nos dejará progresar.
Ante todo
este conocimiento es revolucionario y solamente puede lograrse mediante las
obras. En este camino solo se avanza por las obras. Si no hay muerte
psicológica no hay liberación de la Conciencia; si no se nace sexualmente no habrá
Cuerpos Existenciales; si no se sacrifica por la humanidad no hay Amor ni
avance; si no se practica no se comprueba.
El práctico
lo comprende y comienza a mostrar sus obras.
Esto molesta totalmente a
los fanáticos que, movidos por los defectos de la pereza y la envidia, esperan auto-realizarse sin trabajar. El fanatismo lo que hace es
enterrarnos, hacernos inútiles, fuerzas mediocres, seres inservibles.
Lo que se
quiere es que cada uno se revolucione, avance como un verdadero soldado en el
campo de batalla, sin fanatismos unidos, para ver verdaderos resultados, hechos
a través de cada uno de nosotros.
Los
fanáticos se acomodan como instructores y directivos dentro de los grupos,
atrapan a las personas que llegan en busca de la liberación para meterlos en el
camino del fanático y, si éstas se rebelan, buscan la forma de sacarlos de los
grupos.
Este Yo no
nos deja ver que tenemos todos los elementos subjetivos vivos, que no los hemos
eliminado, que la práctica es
la que hace al maestro, que no hemos
creado los Cuerpos Existenciales
del Ser, que para despertar y subir
el Kundalini debemos
dejar de ser
traidores disfrazados de
mansas ovejas. Que la obra está por hacerse y que el peor error es
creerse y sentirse bueno.
Reflexionemos
un poco sobre estos detalles de los fanáticos:
● No se conoce el primer
fanático que se haya superado. Esto es porque no les gusta la práctica.
● No le gusta comprobar.
● Piensa que el
Esoterismo es soplar y hacer botellas.
● Son seguidores de
personas.
● Siempre quieren tener
un maestro.
● No se siguen a sí
mismos, son imitadores.
● Vive con las
experiencias de los demás.
● Afirma cosas que no le
constan, que otros le contaron.
● Hablan de las
experiencias de los demás sin
comprenderlas.
● No le gustan las personas que quieren mostrar
obras.
● Aparecen siempre
criticando a sus compañeros.
● El fanático comienza a
atacar al práctico para restarle su fuerza.
● Son elementos
retardatarios dentro de los grupos, originan en ellos la entropía.
● Es el peor enemigo de
una organización.
● Busca dentro de los
grupos ponerse en posiciones donde parezca que trabaja.
● Es imitador
y le gusta aparentar que trabaja.
● Enseña a practicar y no
practica.
● Habla de morir y no
muere.
● Habla de nacer y no
nace.
● Pudiendo sacrificarse más por la humanidad
no lo hace; se conforma con lo poco.
● Cree que con lo que
sabe está a salvo.
● Creen que por haber
llegado al conocimiento ya están salvados.
● Siempre creen que van muy bien.
● Creen que van mejor que
todos los demás.
● Se consideran los que
más saben porque tienen tantos años en el
conocimiento.
● Siguen al pie de la
letra los libros, leen mucho.
● Están documentados con
pelos y señales. Son muy intelectuales.
● Quieren demostrar que
saben mucho.
● Terminan siempre
torciendo el conocimiento y su objetivo de servir a la humanidad.
● Miran a los demás como
condenados porque no aceptan el conocimiento.
● Quiere volver el
conocimiento un fanatismo.
● Quiere volver el
conocimiento una religión.
● Son aficionados a los
rituales.
● Un fanático es víctima
del abismo porque ni hace ni deja hacer. Y cuando alguien se lanza a trabajar, a hacer algo, son los primeros en
caerle y señalarlo. Porque ellos no hacen nada ni quieren que otro haga.
● No sirven ni para bueno
ni para malo.
● Desperdician su
tiempo miserablemente en tertulias y
cafeterías.
● Repiten siempre lo
mismo.
● Siempre están dispuestos a
iniciar una controversia, son cismáticos, les gusta discutir y debatir.
● Afirman que hay que
entrar a los templos con el pie derecho porque el izquierdo es negativo.
Negativo es lo que tienen dentro de sí.
● Afirman que las mujeres
no pueden dirigir cadenas de fuerza porque son pasivas.
● Se las dan de profetas
y afirman cosas que no comprobaron.
● Viven hablando de
tragedias y cataclismos.
● Son mete miedos.
● Tienen el yo
apocalíptico.
● Siempre caen señalando a otros fanáticos porque ven el defecto a través del espejo.
● No escuchan
sugerencias, son orgullosos.
● Son como la
mala hierba, se encuentran por todas partes.
Es
importante profundiza y sacar conclusiones de todo esto y auto-observarnos para
no dejar actuar al Yo fanático.
LA MITOMANÍA
La mitomanía
es una tendencia muy marcada entre gentes afiliadas a diversas escuelas de tipo
metafísico. Sujetos aparentemente muy sencillos, de la noche a la mañana,
después de unas cuantas alucinaciones, se convierten en mitómanos.
Incuestionablemente,
tales personas de psiquis subjetiva casi siempre logran sorprender a muchos
incautos, que de hecho se vuelven sus seguidores.
El mitómano
es como un paredón sin cimientos, basta un leve empujón para convertirle
en menudo sedimento.
El mitómano
cree que esto del ocultismo es algo así como soplar y hacer botellas, y de un
momento a otro se declara Mahatma, Maestro Resurrecto, Hierofante, etc.
El mitómano
tiene por lo común señuelos imposibles,
sufre invariablemente de
eso que se
llama delirio de grandeza.
Esa clase de
personajes suele presentarse como reencarnaciones de
Maestros o héroes
fabulosos, legendarios y ficticios.
Empero, es
claro que estamos haciendo énfasis sobre algo que merece ser explicado. Centros
egóicos de la subconciencia animalesca, que en las relaciones de intercambio
siguen a determinados grupos mentales, pueden provocar mediante asociaciones y
reflejos fantásticos algo así como espíritus, que casi invariablemente son formas
ilusorias, personificaciones del yo pluralizado.
No es pues
extraño que cualquier agregado psíquico asuma forma jesucristiana para
dictar falsos oráculos. Cualquiera de
esas entidades, que en su conjunto constituyen eso que se llama el Ego, puede
si así lo quiere tomar forma de Mahatma o Gurú. Entonces el soñador, al volver
al estado de vigilia, dirá de sí mismo:
“estoy auto-realizado, soy un Maestro”.
Débese
observar al respecto que de todos modos en el subconsciente de toda persona se
halla latente la tendencia a la toma de partido, a la personificación. Este es,
pues, el clásico motivo por el cual muchos Gurujis asiáticos antes de iniciar a
sus discípulos en el magismo trascendental les previenen contra todas las
formas posibles de auto-engaño.
No es
posible despertar Conciencia, objetivarla totalmente, sin haber previamente
eliminado los elementos subjetivos de las percepciones. Tales elementos
infrahumanos están formados por toda esa multiplicidad de yoes pendencieros y
gritones que en su conjunto constituyen el Ego, el Mí Mismo.
La esencia,
embotellada entre todas esas entidades subjetivas e incoherentes, duerme
profundamente. La aniquilación de cada una de esas entidades infrahumanas es
indispensable para liberar la esencia. Sólo emancipando la esencia se consigue
su despertar, entonces deviene su iluminación.
Yo creo que
el equivocado sincero, el dormido que sueña estar despierto, el mitómano que a
sí mismo se cree súper-trascendido, el alucinado que se califica como
iluminado, en verdad puede y suele hacer
a la humanidad muchísimo más daño que aquel que jamás en su vida ha ingresado a
nuestros estudios.
Estamos
hablando en un lenguaje muy duro; empero, podéis estar seguro querido lector
que muchos dormidos, alucinados, al leer estas líneas en vez de detenerse un
momento para reflexionar, corregir y rectificar, buscarán sólo una forma de
apropiarse de mis palabras con el evidente propósito de documentar sus locuras.
El peor
género de locura resulta de la combinación de la Mitomanía con las alucinaciones.
Esta clase de sujetos al estudiar este capítulo le acomodan a otros mis
palabras y piensan de sí mismo que ya disolvieron el Ego, aunque lo tengan más
robusto que un gorila.
En nuestro
querido Movimiento Gnóstico hemos podido ver cosas muy feas; resulta
espantoso ver a los mitómanos, a los dormidos alucinados profetizando
locuras, calumniando al prójimo, calificando a otros de magos negros, etc.
De aquí
salen a fundar nuevas escuelas pseudo-esotéricas, brillan como luces fatuas y
terminan por apagarse, confundiendo y dejando en la mayor desorientación a sus
seguidores, que establecen el yo pseudo-esoterista dentro de su psiquis al
igual que la Recurrencia.
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