domingo, 26 de junio de 2016

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA - Tema 30 - MÉTODO PARA DESPERTAR LA CONCIENCIA - LAS DOS CONCIENCIAS: OBJETIVA Y SUBJETIVA


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA -
Tema  30 -

MÉTODO PARA DESPERTAR LA CONCIENCIA - LAS DOS CONCIENCIAS: OBJETIVA Y SUBJETIVA

Se nos ha dicho muy sabiamente que tenemos noventa y  siete  por ciento de  Subconciencia y  tres por ciento de  Conciencia.
Hablando francamente y sin ambages, diremos que el noventa y siete por ciento de la Esencia que en nuestro interior llevamos, se encuentra embotellada, embutida, metida, dentro de cada uno de los Yoes que en su conjunto constituyen el "Mí Mismo".
Obviamente la Esencia o Conciencia enfrascada entre cada Yo, se procesa en virtud de su propio  condicionamiento.
Cualquier Yo desintegrado libera determinado porcentaje de Conciencia, la emancipación o liberación de la Esencia o Conciencia, sería imposible sin la desintegración de cada Yo.
A mayor cantidad de Yoes desintegrados, mayor Auto-Conciencia. A menor cantidad de Yoes desintegrados, menor porcentaje de Conciencia despierta.
El despertar de la Conciencia sólo es posible disolviendo el YO, muriendo en sí mismo, aquí y
ahora.

Incuestionablemente  mientras  la  Esencia  o  Conciencia  esté  embutida  entre  cada  uno  de    los
Yoes que cargamos en  nuestro interior, se encuentra dormida,     en  estado subconsciente.
Es urgente transformar al subconsciente en consciente y esto sólo  es  posible  aniquilando  los Yoes;  muriendo en  sí mismos.
No es posible despertar sin haber  muerto  previamente  en  sí  mismos.  Quienes  intentan  despertar primero para luego morir, no poseen experiencia real de lo que afirman, marchan resueltamente por el camino del   error.
Los niños recién nacidos son maravillosos, gozan de plena auto-conciencia; se encuentran totalmente despiertos.
Dentro del cuerpo del niño recién nacido se encuentra reincorporada la Esencia y eso da a la criatura su belleza.

No querernos decir que el ciento por ciento de la Esencia o Conciencia esté reincorporada en el recién nacido, pero si el tres por ciento libre que normalmente no está enfrascado entre los Yoes.
Sin embargo, ese porcentaje de Esencia libre reincorporado entre el organismo de los niños recién nacidos, les da plena auto-conciencia, lucidez, etc.
Los adultos ven al recién nacido con piedad, piensan que la criatura se encuentra inconsciente, pero se equivocan lamentablemente.
El recién nacido ve al adulto tal como en realidad es: inconsciente, cruel, perverso, etc.

Los Yoes del recién nacido van y vienen, dan vueltas alrededor de la cuna, quisieran meterse entre el nuevo cuerpo, pero debido a que el recién nacido aún no ha fabricado la personalidad, todo intento de los Yoes para entrar en el nuevo cuerpo, resulta algo más que imposible.
A veces las criaturas se espantan al ver a esos fantasmas o Yoes que se acercan a su cuna y entonces gritan, lloran, pero los adultos no entienden esto y suponen que el niño está enfermo o que tiene hambre o sed; tal es la inconsciencia de los adultos.
A medida que la nueva personalidad se va formando, los Yoes que vienen de existencias anteriores, van penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo.

Cuando ya la totalidad de los Yoes se ha reincorporado, aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior que nos caracteriza; entonces andamos como sonámbulos por todas partes; siempre inconscientes, siempre perversos.

Cuando morimos, tres cosas van al sepulcro:
1) El cuerpo físico. 2) El fondo vital orgánico. 3) La personalidad.
El fondo vital, cual fantasma se va desintegrando poco a poco, frente a la fosa sepulcral a medida que el cuerpo físico se va también desintegrando.


La personalidad es subconsciente o infraconsciente, entra y sale del sepulcro cada vez que quiere, se alegra cuando los dolientes le llevan flores, ama a sus familiares y se va disolviendo muy lentamente hasta convertirse en polvareda cósmica.
Eso que continúa más allá del sepulcro es el Ego, el YO pluralizado, el mí mismo, un montón  de diablos dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Esencia, la Conciencia, que a su tiempo y a su hora retorna, se reincorpora.
Resulta lamentable que al fabricarse la nueva personalidad del niño, se reincorporen también los Yoes.

Lo anterior nos permite observar que debemos hacer dos trabajos diferentes:

1- Despertar el 3% de Conciencia Objetiva:
Esta parte de nuestro ser, el 3%, conoce el camino que deberá desandar. Para despertarlo debemos:
Iniciar el trabajo con los Tres Factores para la Revolución de la Conciencia.
Transferir el Centro de Gravedad, que actualmente se encuentra en la personalidad, nuevamente a la Conciencia.
Salir de la fascinación en la que nos puso nuestra personalidad con las cosas del mundo.

2- Liberar y despertar el 97% de Subconciencia:
Implica morir en sí mismo, siguiendo estos pasos:
1- Auto-Observación,  para poder descubrir los diferentes defectos que se    manifiestan.
2- Enjuiciamiento. Cada defecto descubierto debe ser juzgado hasta ser comprendido plenamente,  mediante  la  reflexión  y  la meditación.
3- Eliminación. Suplicándole a nuestra Madre Divina particular.

LA CLAVE SOL
Recomendamos esta práctica para centrar la Conciencia en el aquí y ahora. Consiste en dividir la atención en tres partes:
1) Sujeto,
2) Objeto y
3) Lugar

Durante el día y de la forma más conciente posible nos tenemos que preguntar:
1) ¿Qué yo me maneja?
2) ¿Qué hace este yo? ¿Para qué lo hace?
3) ¿En que centro de la máquina humana está
actuando este yo?

Estos tres aspectos de la división de la atención, en momento alguno constituyen capítulo aparte al proceso de la disolución del Yo.


domingo, 19 de junio de 2016

LOS SIETE CHAKRAS VIDEO-CONFERENCIA GNOSIS

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA TEMA 29 LA LEY DEL PÉNDULO


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA TEMA 29

LA LEY DEL PÉNDULO

Resulta interesante tener un reloj de pared en casa no sólo para saber las horas sino también para reflexionar un poco. Sin el péndulo el reloj no funciona; el movimiento del péndulo es profundamente significativo.
En los antiguos tiempos el Dogma de la Evolución no existía. Entonces, los sabios entendían que los procesos históricos se desenvuelven siempre de acuerdo con la Ley del Péndulo.
Todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene de acuerdo con esta Ley maravillosa.
Nada tiene de extraño que todo oscile, que todo esté sometido al vaivén del tiempo, que todo evolucione e involucione.
En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con la Ley del Péndulo.




Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular.
Surgió Egipto con todo su poderío y señorío a orillas del río sagrado, más cuando el péndulo  se fue al otro lado, cuando se levantó por el extremo opuesto, cayó el país de los faraones y se levantó Jerusalén, la ciudad querida de los Profetas.
Cayó Israel cuando el péndulo cambió de posición y surgió en el otro extremo el Imperio Romano.
El movimiento pendular levanta y hunde imperios, hace surgir poderosas civilizaciones y luego las destruye, etc.
Podemos colocar en el extremo derecho del péndulo las diversas escuelas pseudo-esotéricas y pseudo-ocultistas, religiones y sectas.
Podemos colocar en el extremo izquierdo del movimiento pendular a todas las escuelas de  tipo materialista, marxista, ateísta, escepticista, etc. Antítesis del movimiento pendular, cambiantes, sujetas a permutación incesante.
El fanático religioso debido a cualquier acontecimiento insólito o decepción puede irse al otro extremo del péndulo, convertirse en ateísta, materialista, escéptico.


El fanático materialista, ateísta, debido a cualquier hecho inusitado, tal vez un acontecimiento metafísico trascendental, un momento de terror indecible, puede irse al extremo opuesto del movimiento pendular y convertirse en un reaccionario religioso insoportable.
Ejemplos: Un sacerdote vencido en una polémica por un esoterista, desesperado, se tornó incrédulo y materialista.
Conocimos el caso de una dama ateísta e incrédula que debido a un hecho metafísico concluyente y definitivo se convirtió en una exponente magnífica del esoterismo práctico.
En nombre de la verdad debemos aclarar que el ateísta materialista, verdadero y absoluto es una farsa, no existe.
Ante la proximidad de una  muerte  inevitable,  ante  un  instante  de  indecible  terror,  los enemigos de lo eterno, los materialistas e incrédulos pasan instantáneamente al otro  extremo  del  péndulo  y resultan orando,  llorando  y clamando con fe infinita y     enorme  devoción.
El mismo Karl Marx, autor del Materialismo Dialéctico, fue un fanático religioso judío, y después de su muerte le rindieron pompas fúnebres de gran rabino.
Karl Marx elaboró su Dialéctica Materialista con un sólo propósito: “Crear un arma para destruir a todas las religiones del mundo por medio del escepticismo”.
Es el caso típico de los celos religiosos llevados  al  extremo,  en  modo  alguno  podría  aceptar Marx la  existencia de otras religiones y  prefirió destruirlas mediante su     Dialéctica.
Karl Marx cumplió uno de los Protocolos de Sión que dice textualmente: “No importa  que  llenemos el mundo de materialismo y de repugnante ateísmo, el día en que nosotros triunfemos enseñaremos la religión de  Moisés  debidamente  codificada  y  en  forma  dialéctica,  y  no  permitiremos en  el  mundo  ninguna  otra religión”.
Muy interesante resulta que en la Unión Soviética las religiones sean perseguidas y al pueblo se le enseñe dialéctica materialista mientras en las sinagogas se estudia el Talmud, la Biblia y la religión y trabajan libremente sin problema alguno.
Los amos del gobierno ruso son fanáticos religiosos de la Ley de Moisés, más ellos envenenan al pueblo con la farsa esa del Materialismo Dialéctico.
Jamás nos pronunciaríamos contra el pueblo de Israel; sólo estamos declarando contra cierta élite de doble juego que persiguiendo fines inconfesables envenena al pueblo con la Dialéctica Materialista, mientras en secreto practica la religión de Moisés.
Materialismo y Espiritualismo, con toda su secuela de teorías, prejuicios y preconceptos de toda especie, se procesan en la mente de acuerdo con la Ley del Péndulo y cambian de moda de acuerdo con los tiempos y las costumbres.
Espíritu y materia son dos conceptos muy discutibles y espinosos que nadie entiende. Nada sabe la mente sobre el espíritu, nada sabe sobre la materia.
Un concepto no es más que eso, un concepto. La realidad no es un concepto aunque puedan forjarse muchos conceptos sobre la realidad.
El espíritu es el Espíritu (el Ser) y sólo a sí mismo puede conocerse. Escrito está: “El Ser es el Ser y la razón de Ser es el Mismo Ser”.
Los fanáticos de Dios-materia, los científicos del Materialismo Dialéctico, son empíricos y absurdos en un ciento por ciento. Hablan sobre materia con una auto-suficiencia deslumbrante y estúpida, cuando en realidad nada saben sobre la misma.
¿Qué es materia? ¿Cuál de estos tontos científicos lo sabe? La tan cacareada materia es también un concepto demasiado discutible y bastante espinoso.
¿Cuál es la materia?, ¿el algodón?, ¿el hierro?, ¿la carne?, ¿el almidón?, ¿una  piedra?,  ¿el cobre?, ¿una nube o qué? Decir que todo es materia sería tan empírico y absurdo como asegurar que todo el organismo humano es un hígado o un corazón o un riñón. Obviamente una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, cada órgano es diferente y cada substancia es distinta. Entonces, ¿cuál de todas estas substancias es la tan cacareada materia?

Con los conceptos del péndulo juega mucha gente, pero en realidad los conceptos no son la realidad.
La mente solamente conoce formas ilusorias de la naturaleza pero nada sabe sobre la verdad contenida en tales formas.
Las teorías pasan de moda con el tiempo y con los años y lo que uno aprendió en la escuela  resulta que después ya no sirve, conclusión: nadie sabe nada.
Los conceptos de extrema derecha o de extrema izquierda del péndulo pasan como las modas de las mujeres, todos esos son procesos de la mente, cosas que suceden en la superficie del entendimiento, tonterías, vanidades del intelecto.
A cualquier disciplina psicológica se le opone otra disciplina, a cualquier proceso psicológico lógicamente estructurado se le opone otro semejante, ¿y después de todo… qué?
Lo Real, la Verdad es lo que nos interesa; más esto no es cuestión del péndulo, no se encuentra entre el vaivén de las teorías y creencias.
La Verdad es lo desconocido de instante en instante, de momento en momento.
La Verdad está en el centro del péndulo, no en la extrema derecha y tampoco en la extrema  izquierda.
Cuando a Jesús le preguntaron: “¿qué es la Verdad?” guardó un profundo silencio. Y cuando    al Buddha le hicieron la misma pregunta dio la espalda y se retiró.
La Verdad no es cuestión de opiniones, ni de teorías, ni de prejuicios de extrema derecha o de extrema izquierda.
El concepto que la mente puede forjarse sobre la verdad jamás es la Verdad. La idea que el entendimiento tenga sobre la verdad nunca es la Verdad. La opinión que tengamos sobre la Verdad, por muy respetable que ella sea, en modo alguno es la Verdad. Ni las corrientes espiritualistas, ni sus oponentes materialistas, pueden conducirnos jamás a la verdad.
La Verdad es algo que debe ser experimentado en forma directa, como cuando uno mete el  dedo en el fuego y se quema, o como cuando uno traga agua y se  ahoga.
El centro del péndulo está dentro de nosotros mismos y es allí donde debemos descubrir y experimentar en forma  directa lo  Real,  la  Verdad.
Necesitamos auto-explorarnos directamente para auto-descubrirnos y  conocernos profundamente  a  sí mismos.
La experiencia de la Verdad sólo adviene cuando hemos eliminado los elementos indeseables que en su conjunto constituyen el Mí Mismo.
Sólo eliminando el error viene la Verdad. Sólo desintegrando el Yo Mismo, mis errores, mis prejuicios y temores, mis pasiones y deseos, creencias y fornicaciones, encastillamientos intelectuales y auto-suficiencias de toda especie, adviene a nosotros la experiencia de lo Real. La Verdad nada tiene que ver con lo que se haya dicho o dejado de decir, con lo que se haya escrito o dejado de escribir, ella solamente adviene a nosotros cuando el Mí Mismo ha muerto.
La mente no puede buscar la Verdad porque no la conoce. La mente no puede reconocer la Verdad porque jamás la ha conocido. La Verdad adviene a nosotros en forma espontánea cuando hemos eliminado todos los elementos indeseables que constituyen el Mí Mismo, el Yo Mismo.
En tanto la Conciencia continúe embotellada  entre  el  Yo  Mismo  no  podrá  experimentar  eso  que es lo Real, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que es la Verdad.
Cuando el Mí Mismo queda reducido a polvareda cósmica la Conciencia se libera para despertar definitivamente y experimentar en forma directa la Verdad.
Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús: “Conoced la Verdad y Ella los hará  libres”.
¿De qué sirve al hombre conocer cincuenta mil teorías si jamás ha experimentado la verdad?
El sistema intelectual de cualquier hombre es muy respetable, más a cualquier sistema se le opone otro, y ni uno ni otro es la Verdad.
Más vale auto-explorarnos para auto-conocernos y llegar a experimentar un día en forma directa lo real, la Verdad.


CONCEPTO Y REALIDAD
¿Quién  o  qué puede garantizar que el  concepto  y la  realidad resulten absolutamente iguales?     El concepto es una cosa y la realidad es otra, y existe tendencia a sobreestimar nuestros propios conceptos.
Realidad igual  a  concepto es  algo  casi  imposible,  sin  embargo  la  mente  hipnotizada  por su propio concepto supone siempre que éste y realidad son iguales.
A un proceso psicológico  cualquiera correctamente  estructurado mediante  una lógica exacta se  le  opone  otro  diferente reciamente  formado con lógica similar o superior,  ¿entonces qué?
Dos mentes severamente disciplinadas dentro de férreas estructuras intelectuales discutiendo entre sí, polemizando sobre tal o cual realidad creen cada una en la exactitud de su propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno, ¿más cuál de ellas tiene la razón?, ¿quién podría dar garantes en uno y otro caso? ¿En cuál  de ellas concepto y realidad resultan iguales?
Incuestionablemente cada cabeza es un mundo, y en todos y en cada uno de nosotros existe una especie de dogmatismo pontificio y dictatorial que quiere hacernos creer en la igualdad absoluta de concepto y realidad.
Por muy fuertes que sean las estructuras de un razonamiento nada puede garantizar la igualdad absoluta de conceptos y realidad.
Quienes  están  auto-encerrados  dentro  de  cualquier  procedimiento  logístico  intelectual  quieren hacer siempre coincidir  la  realidad de los fenómenos con los elaborados conceptos y  esto no       es  más que el resultado de la  alucinación   razonativa.
Abrirse a lo nuevo es la difícil facilidad del clásico. Desgraciadamente, la gente quiere descubrir, ver en todo fenómeno natural sus propios prejuicios, conceptos, preconceptos, opiniones y teorías; nadie sabe ser receptivo, ver lo nuevo con la mente limpia y espontánea.
Que los fenómenos le hablen al sabio sería lo indicado, desafortunadamente los sabios de  estos tiempos no saben ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos la confirmación de todos sus  preconceptos.
Aunque parezca increíble los científicos modernos nada saben sobre los fenómenos naturales. Cuando vemos en los fenómenos de la naturaleza exclusivamente nuestros propios conceptos,
ciertamente, no estamos viendo los fenómenos sino los conceptos.
Empero, alucinados los tontos científicos por su fascinante intelecto creen en forma estúpida que cada uno de sus conceptos es absolutamente igual a tal o cual fenómeno observado, cuando la realidad es diferente.
No negamos que nuestras afirmaciones sean rechazadas por todo aquel auto-encerrado por tal o cual procedimiento logístico; incuestionablemente, la condición pontificia y dogmática del intelecto en modo alguno podría aceptar que tal o cual concepto correctamente elaborado no coincida exactamente con la realidad.
Tan pronto la mente, a través de los sentidos, observa tal o cual fenómeno se apresura a rotularlo con tal o cual término cientificista, que incuestionablemente sólo viene a servir como parche para tapar la propia ignorancia.
La mente no sabe realmente ser receptiva a lo nuevo, más sí sabe inventar complicadísimos términos con los cuales pretende calificar en forma auto-engañosa lo que ciertamente ignora.
Hablando esta vez en sentido socrático, diremos que la mente no solamente ignora, sino además ignora que ignora.
La mente moderna es terriblemente superficial, se ha especializado en inventar términos hechos dificilísimos para tapar su ignorancia.
Existen dos clases de ciencia: la primera no es más que ese podridero de teorías subjetivas  que abundan por allí. La segunda es la ciencia pura de los grandes iluminados, la Ciencia Objetiva del Ser. Indubitablemente, no sería posible penetrar en el anfiteatro de la ciencia cósmica si antes no hemos  muerto en  sí mismos.

Necesitamos desintegrar todos esos elementos indeseables que cargamos en nuestro interior y que en su conjunto constituyen en sí mismos el Yo de la psicología.
En tanto la Conciencia Superlativa del Ser continúe embotellada entre el Mí Mismo, entre mis propios conceptos y teorías  subjetivas,  resulta  absolutamente  imposible  conocer  directamente  la  cruda  realidad de los  fenómenos naturales  en  sí mismos.
La llave del laboratorio de la naturaleza la tiene en su mano diestra el Ángel de la Muerte.
Muy poco podemos aprender del fenómeno del nacimiento, más de la muerte podremos aprender todo.
El templo inviolado de la ciencia pura se encuentra en el fondo de la negra sepultura. Si el  germen no muere la planta no nace. Sólo con la muerte adviene lo nuevo.
Cuando el Ego muere la Conciencia despierta para ver la realidad de todos los fenómenos de  la naturaleza tal cual son en sí mismos y por sí mismos.
La Conciencia sabe lo que directamente experimenta por sí misma, el crudo realismo de la vida más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.


Gráficos Complementarios



A un ascenso siempre le sigue un descenso de igual magnitud. La línea del medio es la Verdad.
El Punto Crítico permite contemplar los dos extremos para trascenderlos.


El Péndulo Interior



Para alcanzar la Comprensión debemos evitar polarizarnos en el Intelecto o en el  Sexo.
La Comprensión es una facultad del corazón que permite conciliar los  opuestos.


lunes, 13 de junio de 2016

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA - tema 28 - EL CRISTO UNIVERSAL E INDIVIDUAL


EL CRISTO UNIVERSAL E  INDIVIDUAL


El  Cristo  Universal: El Ejército de la Voz



Conviene entender que el Ejército de la Voz, el Ejército de la Palabra, es Fuego. Y que ese Fuego vivo, ese Fuego viviente y filosofal que hace fecunda la materia caótica, es el Cristo Cósmico, el “Logos”, la Gran Palabra. Pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación, el Uno debe desdoblarse en el Dos,  es  decir: El Padre en La Madre, y de la unión de los dos opuestos nace el tercero: el Fuego. Ese Fuego es el Logos, el Cristo, el Verbo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualquier creación.

Conviene que entendamos mejor lo que es el  Cristo, que no nos contentemos con recordar la cuestión meramente histórica. Porque el Cristo es una realidad de instante en instante; de momento en momento; de  segundo en segundo; Él es  el Creador.  El Fuego tiene poder de crear los átomos y de desintegrarlos; el poder para manejar las fuerzas cósmicas universales, etc. El Fuego tiene poder para unir todos los átomos y crear Universos  como  el poder para desintegrar Universos.

El mundo es una bola de Fuego que se enciende y apaga según  leyes.

Cristo es el Fuego del Fuego, la Llama de la Llama, la Signatura   Astral del Fuego.
Sobre  la  Cruz del Mártir del calvario  está definido  el Misterio  del Cristo con una sola  palabra  que consta de cuatro letras: INRI, Ignis  Natura  Renovatur  Integram.  -El  Fuego  Renueva  Incesantemente  la  Naturaleza-.

El Advenimiento del Cristo en el corazón del Hombre nos transforma radicalmente.
Cristo es el Logos Solar, Unidad Múltiple Perfecta. Cristo es la vida que palpita en el universo entero, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.
Mucho se ha dicho sobre el Drama Cósmico; incuestionablemente este Drama está formado por los Cuatro Evangelios.

Se nos ha dicho que el Drama Cósmico fue traído por los Elohim a la Tierra; el Gran Señor de  la Atlántida representó ese Drama en Carne y Hueso. El Gran Kabir Jesús también hubo de  representar el mismo Drama públicamente en la Tierra Santa.

Aunque Cristo nazca mil veces en Belén de nada sirve si no nace en nuestro corazón también.
Aunque hubiese muerto y resucitado al tercer día de entre los muertos, de nada sirve eso si no muere  y resucita en  nosotros también.

Tratar de descubrir la naturaleza y la esencia del Fuego es tratar de descubrir a Dios, cuya presencia real siempre se ha revelado bajo la apariencia ígnea.

La zarza ardiente (Éxodo, III, 2) y el incendio del Sinaí a raíz del otorgamiento del Decálogo  (Éxodo, XIX, 18) son las dos manifestaciones por las que Dios apareció a Moisés.
Bajo la figura de un ser de Jaspe y Sardónico de color de llama, sentado en un Trono incandescente y fulgurante, San Juan describe al dueño del Universo. (Apocalipsis, IV, 3, 5).
Nuestro Dios es un Fuego Devorador, escribe San Pablo en su “Epístola a los  Hebreos”.


El Cristo Individual
Si frente al Guardián del Mundo de la Voluntad no nos decidimos por el Camino Directo,  estrecho y difícil, no será posible que el Cristo Individual nazca.
Si no nos hacemos previamente Hombres no es posible que nazca el Hijo del Hombre.
“Si la semilla no muere el germen no nace”. El Cristo Íntimo está latente en nuestra semilla. La tentación  es fuego,  el triunfo sobre la  tentación  es luz.

El Iniciado debe aprender a vivir peligrosamente;  así  está  escrito;  esto  lo  saben  los  Alquimistas.
El Cristo Íntimo surge interiormente en el Trabajo relacionado con la disolución del Yo Psicológico.
Obviamente el Cristo Interior sólo adviene a nosotros en el momento cumbre de nuestros esfuerzos intencionales y padecimientos voluntarios.

El advenimiento del Fuego Crístico es el evento más importante de nuestra propia vida.
El Cristo Íntimo se hace entonces cargo de todos los procesos mentales, emocionales, motores, instintivos y sexuales.

Incuestionablemente  el Cristo Íntimo  es  nuestro  Salvador interior  profundo.
El Cristo Íntimo, el Fuego Celestial, debe nacer en nosotros, y nace en realidad cuando hemos avanzado bastante en el Trabajo Psicológico.

El Cristo Íntimo debe eliminar de nuestra Naturaleza Psicológica las mismas causas del error, los YOES CAUSAS. No sería posible la disolución de las causas del EGO en tanto el Cristo Íntimo no haya nacido en nosotros.

El Fuego Viviente y Filosofal, el Cristo Íntimo, es el Fuego del Fuego, lo puro de lo   puro.
El Fuego nos envuelve y nos baña por todas partes, viene a nosotros por el Aire, por el Agua y por la misma Tierra, que son sus conservadores y sus diversos vehículos.

El Fuego Celestial debe cristalizar en nosotros, es el Cristo Íntimo, nuestro Salvador interior profundo.
El Señor Íntimo debe hacerse cargo de toda nuestra Psiquis, de los Cinco Cilindros de la máquina orgánica, de todos nuestros procesos Mentales, Emocionales, Motores, Instintivos, Sexuales.
El Cristo Cósmico está formado por todos los Cristos Individuales de una  Galaxia.

Cristos en las diferentes culturas:

Jesus               --- Cristianismo
Quetzacoalt
Mahoma
Samael
Hermes
Budha
Krishna
Horus
Heracles o Hercules
Adonis
Dionisio
Zarathurstra o Zoroastro
Mithra
Tammuz...





martes, 7 de junio de 2016

GNOSIS - LOS ELEMENTALES

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA - TEMA Nro. 27 TÉCNICA PARA DISOLVER EL YO y LOS DETALLES


EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA - TEMA Nro. 27 

TÉCNICA PARA DISOLVER EL YO. LOS DETALLES


Este capítulo esotéricamente se titula “La Muerte”, porque el que empieza a desintegrar sus defectos  empieza a salirse  del círculo  donde  está metida toda la  humanidad.  Entonces,  cuando lo  van   a invitar a hacer una fechoría, dicen los demás: “no  sirve  para  nada,  ese  es  un  muerto”,  porque  no sigue  el camino  del resto de  la  humanidad.
Todo ser humano lleva dentro de sí una chispa divina que se llama Alma, Budhata o Esencia. En fin, tiene diferentes nombres, pero en realidad es una chispa divina que nos impulsa y nos da fuerza para emprender un trabajo espiritual, como el que les estoy enseñando. Esa Esencia o Alma está atrapada en todas nuestras maldades, defectos o yoes psicológicos, a los que esotéricamente se les dice “Ego”, que son los que no la dejan manifestar con libertad porque toman la vocería y el mando de la persona. Ya con el trabajo de la desintegración de los defectos va creciendo y se va fortaleciendo, va manifestándose con más claridad, con más fuerza. Se va convirtiendo en Alma.

Voy a dar un ejemplo: este árbol está parado en sus raíces principales, ellas no lo alimentan sino que lo sostienen contra los vientos y el peso del mismo para no caerse, no derrumbarse. Y sus  raíces pequeñísimas son las que se extienden por el resto de la tierra, y van absorbiendo la savia para alimentarlo.
Asimismo es el Ego de nosotros o de la humanidad. Las raíces gruesas que sostienen al árbol simbolizan los defectos capitales, como la lujuria, la venganza, la ira, el orgullo y otros más. Las raíces pequeñas simbolizan los detalles, aquellas manifestaciones pequeñísimas que pertenecen a tal o cual defecto, que no creemos que son defectos pero que son la alimentación de él. El Ego se alimenta por todos esos detalles diminutos que tenemos en gran cantidad.
Hay que empezar a auto-observarnos para ver los miles y miles de detalles negativos  que  tenemos, que son los que nutren el tronco. Así le toca a todo el que quiera salvarse  del desastre  que  viene:  ponerse  a  quitarle  alimentación  a  ese  árbol,  que  son  las  raíces  diminutas.  Detalles   negativos



como los malos pensamientos, el odio, la envidia que siente uno contra otras personas, la ambición, cogerse monedas y cosas insignificantes, echar mentiras, decir palabras llenas de orgullo, la codicia; en fin, todas esas cosas que son negativas en el fondo debe empezar uno a desintegrarlas seriamente.
Hay otra chispa divina que se llama la Madre Divina, cuya misión es desintegrar los defectos con una lanza que ella posee. Por diminuto que sea el detalle debe pedírsele a la  Madre  Divina Interna: “Madre Mía sácame este defecto o desintégramelo con tu lanza”. Ella lo hará así porque esa  es su misión, ayudarnos en esa forma para irnos liberando. Así no crece más el árbol, sino que se va desnutriendo, se va secando.
Lo que enseño aquí es para llevarlo a la práctica, a los hechos: donde vaya, esté trabajando o lo que esté haciendo, debe ponerle cuidado a la mente, corazón y sexo. Son los tres centros por donde se manifiesta todo defecto, y cuando se está manifestando, sea por cualquiera de esos tres centros, enseguida viene la petición a la Madre Divina para que Ella proceda a desintegrarlo.
Con este trabajo que estoy señalando de la Muerte del Ego se adquiere la castidad científica y se aprende a amar a la humanidad. El que no trabaje con la desintegración de los defectos no puede llegar jamás a la castidad, ni puede llegar a sentir amor por los demás porque no se ama a sí mismo.
La desintegración de los defectos y el desdoblamiento astral son las únicas fórmulas para el rescate.

Ejemplo: Invitan a una muchacha a bailar a una discoteca, ésta le pide permiso a su mamá y la madre se lo niega. Imaginemos la reacción interior:

                   Se  siente frustrada.
                   Le da ira.
                   El amor propio reacciona.
                   Se compara con sus compañeras.
                   No quiere obedecer.
                   Un yo le dice que la  insulte.
                   Otro yo quiere alegar.
                   Otro yo llora.
                   Otro yo grita y contesta con rabia.
                   Otro yo quiere pegarle.
                   Otro quiere pelear, discutir.
                   Otro la quiere empujar.
                   Otro yo tiene temor por lo que pueda hacer el                           novio.
                   Otro se preocupa porque se lo pueden quitar.
                   Otro se preocupa por el qué dirán los amigos.
                   Otro se imagina lo bien que la pasarán.
                   Otro se preocupa por el qué pensarán.
                   Otro yo quiere tomar.
                   “No debí haberle dicho nada a esta vieja”, dice                   otro.
                   Le da más rabia.
                   Otro yo quiere bailar.
                   Otro yo se siente aburrido.
                   Otro quiere fumar.
                   Otro se  siente encerrado.
                   Otro yo quiere suicidarse.
                   Otro dice: “qué vida tan aburrida”.
                   “¿Por qué habré nacido en esta familia?”.
                   Otro yo siente resentimiento con la mamá.
                   Otro yo quisiera acariciarse con el novio.
                   El yo de la lujuria protesta.



                   El yo de la lujuria sufre.
                   El yo del odio siente mucho rencor con la mamá.
                   Uno dice: “Ojalá se muera rápido esta vieja”.
                   Otro: “Algún día me vengaré”.
                   Y otro: “No se la perdono”.
                   “A lo mejor mi papá sí me  deja”
                   Otro propone: “Mejor volémonos de la casa”.
                   Y Otro dice: “Me da miedo hacerlo”.


Pasa algún tiempo y la joven continúa recordando todo el sufrimiento que le  originó  su mamá, aún quiere vengarse, no se cansa de contarle a la gente lo mala que es su mamá, etc.