EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA TEMA 61
LA SEGUNDA MONTAÑA
A medida que empieza el iniciado a trabajar con la
fabricación de los Cuerpos de Oro aquellos de Fuego van muriendo y van siendo
reemplazados por los de Oro.
En la Segunda Montaña es mucho más exigente el trabajo que en
la Primera Montaña; no se puede dar un paso sino en función de la muerte y
nacimiento, o sea los Tres Factores definitivamente. Quien no está muriendo en
la Segunda Montaña no puede seguir adelante y no se puede quedar estático
porque sube o baja, y como no está muriendo tiene que bajar.
La muerte es básica y fundamental para poder ir escalando por
la Segunda Montaña. En esta Segunda
Montaña no hay descanso para el iniciado, porque la Ley está encima.
Cuando uno quiere sentarse a descansar la Ley le cae y le
dice: “circule, circule”; o sea que no se puede quedar quieto.
Ahí es donde empieza el drama de Jesús el Cristo. El Drama
Cósmico que cada iniciado debe vivir en los mundos internos, paso a paso pero
muy consciente, porque ahí no se puede dar un paso sin tener conciencia. Se
vuelve aquel drama tan consciente, que uno cree a ratos que es en carne viva
que está. Porque no hay paso haya dado el Maestro Jesús que no tenga que dar
uno: el dolor y la amargura, todo se siente como si fuera en carne viva.
Por esto el maestro Jesús dijo: “Yo Soy el camino, Yo Soy la
Verdad”, porque nadie llega al Padre sino es por medio del Cristo, la
Cristificación total.
En la Segunda Montaña es donde se da el lujo de encarnar al
Cristo Interno, individual, el de todos los poderes sobre el Cosmos, sobre la
Naturaleza y sobre todo. Este niño es de una figura bellísima, que no se puede
explicar verbalmente porque el verbo desfigura.
También lo toma la Ley del Siete. Él nace como un niño
pequeñísimo, de brazos, y va creciendo de acuerdo con los Tres Factores que
vaya el iniciado trabajando y al Amor, porque el alimento del Cristo es el
Amor, porque Él es el Amor.
A medida que va ascendiendo el iniciado, el niño va creciendo
y se va manifestando con más poder y más sabiduría. Va despertando sus
facultades terriblemente poderosas, donde ya tiene poder sobre el Cosmos y
sobre todas las creaciones.
Cuando este niño se desarrolla, cuando se fabrica el Cuerpo
Causal de Oro, es cuando se recibe la auténtica Iniciación Venusta. Ahí es
donde ya tiene que empezar a desintegrar el Yo Causa totalmente, que no quede
ni la sombra de los defectos, para poder tener acceso a la Tercera Montaña.
Por eso es que el Iniciado tiene que desintegrar el Yo Causa.
Sin la desintegración del Yo Causa no podría jamás pisar las puertas del
Absoluto, porque puede haber encarnado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
dentro de sí, pero Padre, Hijo y Espíritu Santo ante el Absoluto son mecánicos,
no puede penetrar porque el Rayo de la
Creación está dividido en tres leyes, que no le permiten entrar al Absoluto.
Por eso se dice que “Dios mismo tiene que morir”, porque al
haber encarnado el iniciado las tres
fuerzas superiores del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es un Dios, capaz de
crear por medio del verbo; pero como ante el Absoluto es mecánico tiene que
pasar por una Gran Muerte Mística para que esas leyes se fusionen en una sola
ley.
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