EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA TEMA 42
DOS CLASES DE CONOCIMIENTO: OBJETIVO
Y SUBJETIVO
Existen dos mundos: el mundo exterior y el
mundo interior. Cada uno de estos mundos tiene su propia realidad.
El Mundo
Exterior está formado por todas
las cosas que conocemos exteriormente. Como las vemos y podemos tocar creemos
que son reales, y nos dejamos fascinar por ellas. Pero, si analizamos correctamente,
todas estas cosas que forman el mundo exterior son de naturaleza pasajera. Todo
pasa, pasan las personas, pasan las construcciones, pasan los continentes,
pasan los animales, pasan las cosas. En el mundo exterior formamos nuestra
personalidad imitando a las demás
personas.
Al estudiar la
Personalidad encontramos
que está
regida por las normas sociales, lo que está permitido y no está permitido en
una sociedad. La legislación,
las conductas, los preceptos morales y religiosos, que nosotros aprendernos de
la sociedad. Kinder, primaria, secundaria, universidades,
especializaciones, etc.
Pero tarde o temprano nuestro cuerpo físico ha de
morir, y nuestra personalidad se habrá de desintegrar. Todo
pasará,
lo que no vemos los humanos es que todas las cosas de la personalidad,
tarde o temprano, pasarán. Muchas
cosas que nos enseñaron
años
atrás
fueron modificadas posteriormente.
El Conocimiento
Subjetivo o de la personalidad atrofia la conciencia,
la aliena, nos mecaniza, nos convierte en teóricos, atrofia
nuestro centro intelectual. Hablando claramente, si uno desea Conocimiento
de Si Mismo
auto-realizarse entre menos conocimiento
adquirido tenga mejor.
El Mundo
Interior es diferente, en él encontramos
dos clases de realidades. Una es la esencia libre y consciente, el 3%, y dos es
la esencia atrapada en el yo psicológico, el 97%. Pero el
100% de nuestra Esencia es lo que verdaderamente cuenta, es nuestro Ser.
Esa Esencia es nuestro Dios particular, lo real lo verdadero, lo eterno, lo
bello, lo que no pasa en cada uno de nosotros.
Como tenemos la conciencia dormida ni
siquiera sabemos que vinimos a este mundo con un objetivo: conocernos a
nosotros mismos, conocer a nuestro Dios particular. Para poder conocernos a nosotros
mismos se hace necesario conocer nuestro mundo interior, y eso es lo que
cuenta.
Para poder conocer nuestro mundo interior lo
primero será
observarlo, o aprender a observarlo, pues el sentido que lo permite se
encuentra atrofiado en la mayoría
de los humanos.
Cuando descubrimos cualquiera de nuestros
defectos y comprendemos que dentro de él se encuentra atrapada
una de nuestras chispas vemos que debemos liberarla. Para eso es necesario
comprender por qué
se creó
ese defecto, cómo
se alimenta, cómo
nos maneja, y suplicarle a nuestra Madre que lo elimine. Entonces, se liberará la esencia, y
una vez emancipada despertará
su Conciencia, recibirá
de parte del Padre su propio Conocimiento
Objetivo, su vocación u oficio dentro de
nuestro Microcosmos. Si así
procedemos con cada uno de nuestros defectos comenzará a integrarse
nuestro Ser, e iremos despertando un conocimiento objetivo, pues es un
conocimiento de nuestro Ser, es un conocimiento que no pasa, es la sabiduría de nuestra
propia Conciencia.
La palabra conocimiento viene de conocer, lo
que nos indica que es algo que tiene que hacerse personalmente. La mayoría de nosotros,
en el proceso de intelectualización, creímos que con aprender
mecánicamente
o memorizar era suficiente, y nos convertimos en creyentes de todo cuanto nos
han dicho, pero no hemos conocido nada de lo que supuestamente sabemos. Nos
faltó
la parte
más importante de
conocer, que es comprobar.
Para poder desarrollar el Conocimiento Objetivo
es necesario crear los cuerpos internos, que nos permiten ir conociendo las
diferentes dimensiones de la naturaleza y del Cosmos. Si cometemos el error de
no crear nuestros cuerpos superiores del Ser nunca nos conoceremos a nosotros
mismos en una forma objetiva.
En estos cuerpos integraremos el Ser y el
Saber.
El conocimiento interior u objetivo no es
cuestión
de teoría,
o lecturas, o cuentos; es algo práctico que tenemos que
hacer en función
de los Tres Factores:
Si no se muere no se
libera la Esencia ,
y por lo tanto tampoco avanzamos hacia la Sabiduría.
Si no se nace, pues,
no se crean los cuerpos existenciales del Ser, que nos permiten conocer las diferentes
dimensiones de la naturaleza.
Si no nos
sacrificamos tampoco nos integraremos conscientemente a la ley del amor.
Tenemos Siete
Conciencias, están en embrión dentro de
nuestra Energía
Creadora Sexual, cuando aprendemos a crearnos a nosotros mismos vamos
desarrollando cada una de esas conciencias.
Con el Cuerpo
Físico
conocemos la tercera dimensión.
Con el Cuerpo
Vital conoceremos la cuarta dimensión, los paraísos Jinas.
Con el Cuerpo
Astral conoceremos todos los astros y planetas.
Con el Cuerpo
Mental conoceremos el mundo de los átomos, y
podremos extraer la sabiduría
de ellos.
Con el Cuerpo
de la Voluntad
conoceremos los mundos electrónicos o planetas del
Cristo, todo lo que es, ha sido y será.
Con el Cuerpo
Búdhico
conoceremos los mundos electromagnéticos, la verdadera
felicidad
Con el Cuerpo
Átmico
nos sumergiremos en el océano de luz.
Conocimiento de Si Mismo
Sin esos Siete Cuerpos o Conocimientos
Objetivos es imposible empezar a conocer el Universo y los Dioses. Los griegos
enseñaron
que había
que conocerse primero a Sí
Mismo para poder conocer el Universo y los Dioses.
El Conocimiento Objetivo nos permite conocer
lo real, el objeto de existir, nuestro papel en el Universo. Nos permite
fusionarnos con nuestro SER.
Si queremos llegar al Conocimiento Objetivo
tenemos que comprobar y practicar estas enseñanzas.
La palabra “Conocimiento” viene de conocer,
si uno no conoce no tiene Conocimiento.
Porque fulano habla muy bien, tiene buena
memoria, retiene diferentes obras y autores y todas esas cosas decimos: “ese
tipo sí
sabe, ese sí
tiene conocimiento”. Pero ¿cuál
conocimiento?
Por ejemplo, cuando ustedes enseñan a la letra
muerta, repitiendo lo que enseñaron
los maestros, para ustedes es una mentira, y cualquiera les podría decir: “ustedes
son unos mentirosos.
¿Cómo pueden estar tan
seguros de que eso es así?”.
Y esto es porque ustedes no lo han realizado o comprobado todavía.
Cada gnóstico
debe ir adquiriendo su propio conocimiento. Entonces ya van ustedes a hablar de
su propio conocimiento.
El Maestro dice todo en sus obras, todas son
verdades, porque lo he ido comprobando; pero si yo me pongo “el Maestro Samael
dice en tal obra, en tal capítulo,
tal y tal cosa”. Cualquiera de ustedes podría decirme: “usted es
un mentiroso. ¿A usted le consta eso?”.
El Maestro puso las
bases para que cada uno de nosotros llegara a su propio conocimiento.
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